20/04/2013
El Sueño de Morfeo – Nunca volverá
Hoy he ido a dar un paseo.
He salido pensando en tomar el aire frescoy ha resultado que apestaba a industria papelera,
además de hacer un frío del carajo.
A pesar de todo, el paseo me ha hecho bien.
La noche estaba preciosa y el recorrido del paseo, vacío,
como a mí me gusta.
Al volver suelo cruzar un parque tranquilo,
bastante bien iluminado.
Hoy había ocupantes.
En un banco del parque estaban sentados,
Él bajo ella, ella sobre él,
calentándose mutuamente sus partes.
Eran dos adolescentes.
No había malicia, tan solo,
pequeñas risitas, algo de tontería y
mucha curiosidad por saber qué es
eso de estar juntos.
Bonita estampa.
Menos mal que no tengo hijos porque,
si yo fuera la madre de la chica en cuestión,
la habría metido en un armario hasta los 22.
Llamadme antigua si queréis pero, a su edad,
creo que hay cosas mejores que hacer que
andar con chicos.
Ya les llegará su momento.
Lo que tienen que aprender es a relacionarse
socialmente, a forjar buenas amistades y a
disfrutar de las cosas sencillas.
Los amores y desamores a esa edad están de más.
Que si yo te guiño un ojo,
Que si tú me pides una cita,
Que si ya somos novios,
Que si qué felicidad,
Que si quién es esa zorra?,
Que si no te quiero volver a ver,
Que si cuelgo tu foto borracho en Internet,
Que si te digo de todo menos bonito en mi twit.
Y vuelta a empezar.
Mientras tanto, el mundo se va a la mierda.
Como siga escribiendo así,
voy a terminar escribiendo una necrológica.
Hoy me he enterado de que,
una de las personitas que yo más quiero,
se parece a mí más de lo que yo quisiera.
La pequeñuela nos ha salido más inteligente
y perceptiva de lo normal
(en eso no ha salido a mí),
pero tiene problemas para relacionarse
con los niños de su edad.
No se valora, no se defiende, se deja aplastar.
Todo se lo guarda, lo interioriza.
Es diferente a las de su edad y,
no se siente comprendida. Sufre.
Gracias al cielo, sus padres van a poner remedio.
Gracias a Freud y cia, la terapia infantil está a la orden del día
y mañana mi pequeñuela será feliz.
Antes estas cosas no se consideraban un problema.
Si eras “así”, te aguantabas, tragabas y seguías adelante.
A día de hoy, soy lo que soy.
Ella mañana será quien tiene que ser,
y sobre todo, será feliz.
Dulces sueños,
Niñas de mis ojos,
Dulces sueños.
La mente humana es perfecta e imperfecta a la vez.
Ahí está lo curioso de la existencia.
Hoy somos capaces de desarrollar tecnologías asombrosas
y a su vez, llorar desconsolados por el amor perdido.
Prefiero a los monos, que se rascan las pelotas
y hacen guerras de mondongos.
Dulces sueños,
Guerreros de mierda,
Dulces sueños,
Honorables micos.
Kariontidas Samoronthe.
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